Capítulo 13 de ‘La Casa de Papel’: Un regreso inesperado y confesiones del Profesor

Una lección. Así podríamos hablar del decimotercer capítulo de ‘La casa de papel’, que se emitía el pasado jueves 9 de noviembre en Antena 3. La ficción está a punto de despedirse de nosotros y parece que tiene muy claro que, si ha de marcharse, va a ser a lo grande. Este capítulo ha sido una lección en un sentido: en él encontramos todo lo que una serie debe hacer para ser una buena serie.

Los comentarios en las redes sociales expresaban la opinión general: nadie podía despegarse de la pantalla. Todos hemos asistido con la boca abierta al que ha sido uno de los mejores episodios de la ficción. Tensión, acción, escenas que nos han dejado sin respiración y esa guerra mundial que Pedro Alonso (Berlín en la serie) nos prometió cuando tuvimos oportunidad de hablar con él, justo antes del estreno. Sencillamente impresionante.

En este capítulo hemos vivido dos momentos muy importantes, que van a marcar la diferencia en esta recta final: el regreso de Tokio a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y las confesiones del Profesor, que ha hablado con la Inspectora Raquel Murillo con la sinceridad que ella merece.

Empezamos por lo último: Raquel ha descubierto al Profesor. Como es lógico, en ese momento, vence en ella la mujer que comenzaba a enamorarse del hombre y se siente traicionada a la mujer Policía, así que en lugar de entregarlo decide hablar a solas con él. Interrogarle, descargar toda su furia ante un Profesor que nunca habíamos visto tan desarmado y que decide confesarlo todo -qué bendición esas escenas entre Itziar Ituño y Álvaro Morte.

Su nombre, el comienzo del plan, la relación con su padre y también sus sentimientos por la Inspectora. El Profesor, Sergio y Salva, todos en una misma escena. Raquel, desesperada, no puede escuchar más a quien quiere y odia a la vez y decide que el juego ha acabado: irán a la Policía y todo terminará. Pero el Profesor siempre va un paso por delante… Y termina dejándola inconsciente para después marcharse.

Lo consigue pero lo consigue tarde. Al menos, tarde para Tokio. Mientras el Profesor se enfrentaba a esa parte del plan que nunca había planeado, Tokio conseguía escapar y evitar la cárcel gracias a su ángel de la guarda, que seguía cuidando de ella. Cuando intenta contactar con el Profesor, sin embargo, no recibe respuesta.

La Policía activa el protocolo de seguridad más alto en un caso así: todas las carreteras de la ciudad han quedado cortadas. Tokio está atrapada así que decide ir al lugar donde seguramente nadie va a buscarla: la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Una vez allí, y tras ponerse en contacto con su amado Río, toma una difícil decisión: volver a entrar al lugar del robo y reunirse con sus compañeros.

En una escena frenética, lo consigue. Pero a un precio muy alto: Moscú es disparado por la Policía mientras todos los atracadores protegen a Tokio en esta entrada. Y así termina el capítulo. Caos dentro de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y dos episodios por delante. No queremos que acabe.