Capítulo final: Juicios, amor y una gran catedral

La espera fue larga y la serie se nos ha quedado cuanto menos corta, pero ya ha llegado el momento de la despedida. ‘La catedral del mar’ dijo adiós este mismo miércoles 18 de julio, con un último capítulo que cumplió con todas las expectativas y que nos regaló algunas de las escenas más duras y emotivas de toda la historia de Arnau Estanyol. Un cierre perfecto para una serie que ha gustado mucho.

Gran parte de este capítulo estuvo centrado en el proceso de juicio de Arnau, que, como sabrás, había sido acusado por la Inquisición. Del mismo formó parte Francesca, su madre, a quien también habían tendido una especie de trampa, asegurando que se trataba de una bruja. Precisamente su testimonio, ese en el que negó en rotundo ser la madre de nuestro protagonista, supuso uno de los momentos más fuertes emocionalmente hablando de la serie.

Pese a que, en todo momento, Arnau mantuvo su inocencia y contestó a cada pregunta con franqueza, su amor por los judíos fue suficiente razón, o al menos lo parecía, para condenarle. Por suerte, una especie de ángel de la guarda, su querido Sahat, había convencido previamente al Rey Pedro para que intercediera y le salvara la vida. Junto al pueblo de Barcelona, capitaneado por el propio Sahat, por Aledis y por Mar, el ejército del Rey logró su cometido.

El final feliz de Arnau Estanyol no se completó hasta que, una vez libre, al igual que su madre Francesca, volvió a mirar frente a frente a Mar y se abrazó a ella. Ella, a pesar de lo que había ocurrido y del tiempo que había transcurrido, seguía queriéndole, seguía amándole, y, como vimos en la última escena, decidió formar una nueva familia con él. Eso sí que es un cierre perfecto.

“Olvidad el pasado y vivid el futuro” https://t.co/pycalfLNd2 #LaCatedralDelMar8 pic.twitter.com/BZTrwaGJC0

— La Catedral del Mar (@CatedralDelMar) 18 de julio de 2018

‘La catedral del mar’ terminó, como no podía ser de otra manera, con Arnau y su familia, Mar y el pequeño hijo de ambos, observando emocionados cómo la catedral había sido terminada. Toda una vida en torno a la construcción de ese maravilloso templo que, a día de hoy, todos podemos visitar en la ciudad de Barcelona.

¿Y qué pasó con Joan y Elianor? Lo que tenía que ocurrir. Ambos recibieron un enorme castigo, que ellos mismos se impusieron por sus pecados cometidos, quemándose vivos, abrazados. Una escena de justicia poética que también fue muy aplaudida por el público. Si no pudiste disfrutarlo en directo, te recomendamos que veas este último capítulo. Merece y mucho la pena.