Un análisis de ‘Principios’, el primer álbum de Cepeda

Llevábamos tiempo esperándolo, con el 29 de junio señalado en nuestro calendario, pero ha merecido la pena. Al fin tenemos en nuestras manos ‘Principios’, el primer álbum de Cepeda, el primer gran paso en su carrera profesional tras la salida de ‘Operación Triunfo’, una parte de él y de cómo entiende y crea la música.

Ya habíamos tenido la oportunidad de escuchar varios temas del disco, como son ‘Esta vez’ y ‘Llegas tú’, pero las otras 8 canciones que forman este ‘Principios’ han sido todo un misterio para nosotros hasta este momento. Y sólo nos ha hecho falta una escucha para comprender que Cepeda se ha abierto por completo en ellas.

Si hay algo que sacamos en claro de este disco es la confirmación del gallego como uno de los compositores jóvenes del momento. En la Academia había dado suficientes muestras como para saber que iba a regalarnos grandes canciones, pero ha sido en ‘Principios’ donde hemos podido ver y disfrutar de su talento en su máxima expresión.

A simple vista pueden parecer pocas 10 canciones, pero cuando las escuches también comprenderás que Cepeda se ha entregado al 200% en cada una de ellas y las ha convertido en piezas muy especiales, únicas, íntimas, que contienen una gran parte de él. Cuando logras crear una combinación perfecta, no importa la cantidad, la calidad habla por sí sola.

Uno de los puntos fuertes de este álbum es la enorme empatía que genera en el que lo escucha. No sólo te sentirás identificado con muchos de sus temas, sino que también comprenderás su historia, la sentirás y te emocionará. Todo ello con un toque muy especial, el que ya podría ser entendido como la seña de identidad de Cepeda.

A estas alturas, no podemos quedarnos con una canción como favorita. Cada una de ellas tiene su magia, su duende y, por supuesto, su historia. Cada una de ellas es un libro abierto, porque así lo ha querido Cepeda, porque nos ha hecho partícipes, ha compartido todo con nosotros. Y todas ellas forman una saga más que redonda. Bravo por este inicio tan brillante. Y es solo el principio, nunca mejor dicho.