Las 3 series nacionales que han marcado 2018 en la redacción de Happy FM

‘Vivir sin permiso’ – Laura Hernández

Una de las grandes apuestas de 2018 no ha sido en vano. Todos nos hemos quedado impregnados con la esencia de los Bandeira. Continuamente estás en tensión ya que no sabemos hacia dónde va a dirigirse cada capítulo. Lo mismo un día odias a Nemo como al otro le adoras. Te sientes parte de la familia en todo momento.

Últimamente hemos vivido un auténtico auge de series de narcotraficantes, pero esto va mucho más allá. No todo se basa en la “fariña” gallega y el tráfico de drogas en Galicia. Todo se centra en Nemo Bandeira y en su enfermedad. Todo lo que padece y todo lo que es capaz de hacer para proteger a su familia y su futuro cuando él no esté.

Hay escenas sobrecogedoras. Sin hacer mucho spoiler para los que aún no la hayan visto, hay una en el último capítulo entre José Coronado y Álex González donde tienes el corazón en un puño. Ese es el poder de las series y el cine. Cuando encuentras buenos actores y un guión diferente y maravilloso, es inevitable que te sumes a esta historia. Terminó la primera temporada y ya estamos esperando, con ansias, la segunda. Estamos seguros de que estará a la altura de las circunstancias.

‘El día de mañana’ – Rosa Suria

Cuando una plataforma apuesta verdaderamente por un producto diferente, que no busca gustar por gustar y que se atreve a ir más allá de lo que estamos acostumbrados a ver en nuestra televisión, surgen cosas tan maravillosas como ‘El día de mañana’. Una serie que llega a rozar lo sublime, construida con una elegancia que hipnotiza al espectador, que brilla incluso en los momentos más oscuros de su protagonista, Justo Gil, y que nos empuja a afirmar lo que llevamos sospechando mucho tiempo: la ficción española ha dado un salto de calidad. Una calidad que no sólo hace referencia a aspectos técnicos, sino también narrativos, así como a la propia labor del espectador.

‘El día de mañana’ es una vida, la vida de un personaje al que desnudamos y conocemos poco a poco, con la sensación de no llegar a hacerlo nunca. Es un recorrido por la historia de un país, pero también por la historia de todas las personas que se van cruzando con ese Justo Gil al que se podría definir con adjetivos totalmente contradictorios. Bondadoso, inocente, manipulador, tirano, traidor, leal… Contradicciones que atrapan dentro y fuera de la pantalla.

El trabajo de los actores, de principio a fin, es digno de aplauso y admiración. Encabezados por un Oriol Pla que vuelve a demostrarnos que no interpreta, sino que directamente es, todos y cada uno de los miembros del reparto son magnéticos, al igual que lo es la propia serie. Una muestra de que se pueden crear ficciones diferentes, sin la necesidad de caer en el thriller que muchas veces ya adivinamos, y agradar al público incluso más. Un título que ha marcado mi 2018 y que no dejaré de recomendar en futuros años.

‘Fariña’ – Judith Torquemada

En un año en el que se ha hablado (y he hablado) tanto de ‘Fariña’, ¿qué más se puede decir? Es la ficción más premiada de la temporada, una de las más vistas del año, se ha convertido en un símbolo para muchas personas y queda la sensación de que vamos a recordarla durante mucho, mucho, mucho tiempo. Y vamos a recordarla como un ejemplo de lo que se debe hacer en televisión.

Técnicamente impecable, visualmente acertadísima y bellísima, con unas interpretaciones excelentes y una narración apasionante en todos los sentidos de la palabra, ‘Fariña’ es (casi) la serie perfecta. Con detalles cuidados de manera deliciosa y delicada, pero oscura en su contenido y en sus formas. La historia que se ha tomado prestada para esta ficción es una historia real y cruda, que sigue teniendo consecuencias hoy en día, y así nos lo han presentado y de esto nos han concienciado.

‘Fariña’ es un engranaje perfectamente construido que funciona desde su primer capítulo hasta el último, en el que nada falla y en el que todo alcanza un nivel que pocas veces antes hemos visto en nuestra pantalla de televisión. Se nota el gran trabajo que hay detrás y se nota la implicación de un equipo que no temió a la hora de arriesgar. Es un proyecto arriesgado, sí, pero sobre todo es honesto y de calidad. Ha marcado mi 2018, y sé que no estoy sola en esto.

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