‘The Walking Dead’ 9×08: Los Susurradores comienzan su caza, y ya se han cobrado su primera víctima

Final de la primera mitad de la novena temporada de ‘The Walking Dead’, y vaya final. Cuidado a partir de esta introducción, pues hablaremos de lo sucedido sin cuidarnos de los spoilers.

No era una temporada precisamente fácil para esta ficción de ‘The Walking Dead’, y podríamos decir que en líneas generales ha recuperado algo de la emoción perdida y también ha sabido aunar acción con momentos de pausa como antaño supieron hacer, sin que el espectador lo sienta como algo tedioso. En estos primeros ocho episodios han pasado cosas, aunque también es cierto que el balance final ha decaído precisamente hacia el final de temporada.

El ejemplo perfecto lo encontramos en este episodio recién emitido. Los primeros minutos han sido una caída constante en los grandes pecados de esta ficción: no había avances, ni había interés, ni había más que imágenes vacías y conversaciones innecesarias, pues el centro de la trama ya había sido dado y repasado con anterioridad. Hemos tenido alguna novedad, pero nada demasiado significante, salvo un mayor protagonismo para Negan y Henry.

El conflicto que rodea a Michonne y que afecta a la que consideramos la familia de la ficción sigue mencionándose, pero no nos dan respuestas. ‘The Walking Dead’ siempre ha jugado mucho con esta fórmula que, sin embargo, parece que se le ha agotado; quizá el espectador esté verdaderamente cansado de tanto misterio sin ninguna solución y por eso la audiencia sigue bajando.

O quizá lo que sucede es que los dos pilares fundamentales de esta serie se encuentran en momentos de crisis. La acción, en primer lugar y como ya hemos comentado en más de una ocasión, había dejado de ser novedosa. Pero con esta temporada se ha introducido un elemento esperado para los seguidores más acérrimos que ha vuelto a elevar el nivel de ‘The Walking Dead’: los Susurradores.

Este grupo de personas que se han infiltrado entre los caminantes, mimetizándose con ellos y asustando en un primer momento a nuestros protagonistas. Ha sido Daryl quien finalmente ha descubierto, o ha empezado a descubrir, lo que está sucediendo con ellos, por qué eran capaces de seguir su pista, por qué no respondían a las señales a las que siempre habían respondido, por qué parecían tener inteligencia y voluntad.

Pero lo ha descubierto a un alto precio, y con este hecho advertimos de nuevo que el segundo de los pilares fundamentales de ‘The Walking Dead’ sigue derrumbándose. Uno de esos Susurradores ha terminado con la vida de Jesus, un personaje muy valorado. Con esta muerte comienza una nueva guerra, y la familia se encuentra ahora mismo en el bando perdedor, pues ya tiene su primera y dolorosa víctima.

Podríamos valorar largo y tendido lo que significa que Jesus ¡también! abandone ‘The Walking Dead’, pero lo dejaremos para cuando los ánimos estén más templados. Esta pérdida no ha sentado bien a unos espectadores cansados de tener que despedir personajes queridos mientras recibe a otros que podrían tener un hueco en la ficción pero que en ningún caso llenarán los vacíos que han ido dejando Rick y compañía.

Y así termina esta primera mitad, con los Susurradores como el centro de atención, con la amenaza de esa última mirada de Negan, con la seguridad de que las cosas entre las Comunidades están ciertamente mal y con la esperanza de tener respuestas, y no tantas preguntas ni disgustos, en los capítulos venideros.

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