Jordi Cruz se sincera con Risto Mejide sobre la polémica de los becarios

Jordi Cruz se ha desnudado al lado de Risto Mejide. Acostumbrados como estamos a verle manejando todo lo que sucede en ‘Masterchef’, en todas sus ediciones, al principio resulta chocante ver cómo el chef es una persona bastante diferente a la fama que se ha ganado. Es exigente, sí, es duro y es serio, pero esconde otras muchas cosas que hemos podido conocer mejor en ‘Chester’.

Jordi llegaba al encuentro con Risto dispuesto a hablar de muchas cosas. Además de esa fama de tipo duro insensible que se ha ganado en ‘Masterchef’, se ha sincerado con respecto a asuntos tan serios como la relación que mantuvo con su padre o esa falta de sensibilidad que temía poseer y que hubiera heredado de él. No lo ha hecho.

Risto quiso preguntarle, además, por una de las polémicas más grandes que hemos vivido en estos últimos meses. Durante el pasado mes de mayo, una entrevista de Jordi con ‘El Confidencial’ le colocaba en el punto de mira tras dar a entender que utilizaba a los becarios de su restaurante, a los que no pagaba, y que les estaba haciendo un favor por estar aprendiendo junto a los más grandes.

El chef ha hablado largo y tendido de esto, asegurando en todo momento que sus palabras se malinterpretaron y que hay algo de oportunismo en la publicación de esta entrevista –que salió en el día del trabajador, el 1 de mayo. ¿Tiene Jordi becarios en su restaurante de los que se aprovecha?

Ha explicado que sí, efectivamente, cuenta con cuatro o cinco becarios provenientes de todo el mundo que acuden a su restaurante a través de escuelas y programas de prácticas. No cobran por el trabajo que realizan, trabajo que es prescindible según Jordi, pues con su equipo de cocineros tendría suficiente para llevar a cabo el menú que su restaurante ofrece.

Quiere a esos becarios porque quiere que aprendan, no porque les necesite para sacar un trabajo adelante. “Les ponemos una residencia de estudiantes para que tengan alojamiento y todas las dietas cubiertas”, explicaba, añadiendo además que en ese palacete que se había comprado viven, en realidad, estos becarios.