‘La senda del tiempo’, de Celtas Cortos: letra, historia y vídeo

Celtas Cortos se ha convertido en una de las bandas españolas más importantes de las últimas décadas. Surgió en el año 1894, concretamente en el Instituto Delicias de Valladolid cuando sus fundadores son estudiantes. Estamos hablando, cómo no, de Goyo Yeves, Carlos Soto, César Cuenca y, por supuesto, Óscar García.

En este asunto tenemos que destacar otra persona que fue importante en este instante de la historia: Luis M. de Tejada, su profesor de francés. Todos ellos forman parte del conocido como Colectivo de música del Instituto Delicias, donde se empieza a interpretar música de un género muy concreto: folk.

Al tiempo se unieron tres chicas, creando la formación musical ‘Páramo’. En esos años hubo una serie de cambios en sus integrantes cuando, en 1986, tanto los 5 integrantes masculinos de ‘Páramo’ como Nacho Castro de Almenara, Jesús Cifuentes y Fernando deciden presentarse a un concurso que organizó una conocida discoteca de la ciudad vallisoletana.

Es entonces cuando, para presentarse, eligen un nombre muy concreto: Colectivo Eurofolk. ¡Y ganaron! Por lo que consiguieron el premio, que eran unas 100.000 pesetas. Después del éxito decidieron no disolver la banda y continuar con el proyecto, teniendo en cuenta que tendrían que cambiar su nombre. Por ese mismo motivo se quedaron con Celtas Cortos, recordándonos a la marca de tabaco que Nacho Castro, el batería, fumaba.

Esta es la historia tras ‘La senda del tiempo’, de Celtas Cortos

Una de las canciones más importantes de la trayectoria de esta banda vallisoletana es ’20 de abril’, pero hay otras tantas con las que han conseguido marcar un antes y un después. Un claro ejemplo lo encontramos con ‘La senda del tiempo’ que, una vez la escuchas, nos hace sentir muchísimas cuestiones.

Este tema fue publicado en el álbum titulado ‘Gente impresentable’ (1990). La letra hace una mención explícita a ese inevitable paso del tiempo y, sobre todo, la sensación de irse haciendo viejo. Estamos ante un sentimiento natural y bonito, pero también realmente doloroso. ¡Y no es para menos!

Es una de las canciones más melancólicas de Celtas Cortos. Además, tiene la peculiaridad de que suena una gaita, así como otros tantos instrumentos tradicionales, que tantísimo caracteriza a la banda. Una canción preciosa, emotiva y conmovedora pero tan triste que cala en lo más profundo de nuestro corazón.