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La nueva ficción de Movistar+ se estrena este 8 de noviembre

‘Arde Madrid’, ¡y cómo arde!

‘Arde Madrid’ es la nueva ficción (muy) original de Movistar+, de la que podéis disfrutar desde este mismo 8 de noviembre. Aquí nuestra crítica.

‘Arde Madrid’, ¡y cómo arde!
‘Arde Madrid’, ¡y cómo arde!

Escribía el otro día sobre los potenciales espectadores de ‘Arde Madrid’, que se estrena este jueves 8 de noviembre en Movistar+, tanto en España como en Latinoamérica. Creada por Paco León y Anna R. Costa, se compone de 8 capítulos de media hora aproximada cada uno, en blanco y negro y rebosando personalidad. Hablaba de los potenciales espectadores llegando a una conclusión: los potenciales espectadores somos, o deberíamos ser, todos.

Le proponía a todo el público, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, cinéfilos o no, que vieran este proyecto en forma de serie sin importar gustos o aficiones. Porque ‘Arde Madrid’ es una propuesta muy interesante que confirma el buen estado de salud del producto nacional, y que además se desmarca del grueso de lo visto este año.
¿De qué va?

Ana Mari (Inma Cuesta), integrante de la Sección Femenina, reprimida y sin sentido del humor, tiene como misión introducirse en la casa de Ava Gardner (Debi Mazar) para espiar sus movimientos en el Madrid de los años sesenta, con escasas libertades y muchos prejuicios. Poca información, poca educación, poca independencia. Ana Mari debe fingir estar casada con Manolo (Paco León) para conseguir un puesto de trabajo en la residencia de Ava, donde descubrirá que su realidad no es universal: hay muchas posibilidades ahí fuera.

Mucha personalidad y muchas mujeres

‘Arde Madrid’ es una ficción con muchísima personalidad; esta es la sensación inicial que tuve tras ver los primeros episodios. Como solo he tenido oportunidad de ver la primera mitad, hablaré basándome en estos cuatro capítulos que me dejaron muy buenas sensaciones en el cuerpo. No me reí a carcajadas como sí hicieron varios compañeros presentes en la sala de cine, pero sí la seguí con una sonrisa casi constante, con interés y con ganas, porque me estaba gustando lo que estaba viendo.

Ciertas escenas me divirtieron mucho, y recuerdo un par que me hicieron entrecerrar los ojitos y pensar. Porque siento que ‘Arde Madrid’ es otra de esas ficciones de las que se puede sacar mucho partido. Se habla mucho de mujeres, y se habla bien, con mucho acierto. Quedan ante el espectador dos realidades: la que representa Ava Gardner y la que representa su servicio, los personajes de Inma Cuesta y Anna Castillo.

Debi Mazar y Anna Castillo

Con Inma precisamente, durante la premiere de la serie, hablé de lo que me transmitió su personaje, que es un poco lo que ‘Arde Madrid’ puede transmitir. Ana Mari es una mujer recta de la época que se mueve siguiendo un “viva España y viva Franco” que en el contexto planteado nos hace reír, pero que fue real en su día (casi lo es hoy, pero dejemos este tema para otro día).

A Inma le explicaba que me gustó mucho ver que Ana Mari no pretende ser otra mujer, sobre todo porque nunca ha pensado que tenga esa posibilidad, pero le sale solo serlo. Su naturaleza le lleva a saltarse las reglas impuestas, y lo que el espectador quiere es precisamente que sea quien quiera ser, ¡que es más agradable de ver! ¿Qué me llevé de esto? Que ‘Arde Madrid’ es un canto a esto, claro. Es más bonito que uno sea quien quiere y necesita ser. La libertad es bonita.

La Dolce Vita y los muchos personajes

También es un canto a lo español, al costumbrismo, a lo bueno que tenemos, que es mucho. Al flamenco, a las fiestas locas, a la Dolce Vita madrileña de los años sesenta y también a Ava Gardner, que revolucionó nuestra capital y a quien da vida Debi Mazar de forma espléndida. Qué gran elección esta.

Debi brilla en un reparto que está en estado de gracia, desde Paco León hasta Inma Cuesta, pasando por Julián Villagrán y Anna Castillo. No puedo no nombrar a uno de los protagonistas, y también podría mencionar a los secundarios, a los cameos, esperados e inesperados, y a los homenajes. ‘Arde Madrid’ es fantástica en este sentido, y se agradece mucho. No hay nada de apatía en sus escenas ni tampoco de conformismo: todos los implicados están ahí con ilusión y con ganas.

Esta es una de las razones por las que tenemos en ‘Arde Madrid’ personajes tan logrados. No he juzgado a ninguno de ellos en ningún punto, estuviera o no de acuerdo con sus acciones, en parte porque me han parecido muy reales y en parte porque no me han transmitido nada que me llevara a ese juicio, ni tampoco al desagrado. No creo que ninguno esté construido para ser odiado o despreciado, y acostumbrados a ver villanos por todas partes, esta diferencia es también de agradecer.

Y eso que villanos podría haber, porque en ningún momento se le olvida al espectador que ‘Arde Madrid’ se desarrolla en pleno franquismo. Con el personaje de Carmen Machi presionando a Ana Mari a introducirse en casa de Ava Gardner para espiar esa fresca libertad que llega con ella desde Estados Unidos, queda más que patente la situación en la que se vivía entonces. Pero la crítica queda sobre todo para el espectador, en ‘Arde Madrid’ solo se cuenta una historia. Y también es de agradecer, porque no es un panfleto. Me parece más potente así que si lo fuera.

Muy de Paco León

La mano de sus creadores se nota en todo momento, ese carisma más que demostrado de Paco León y su capacidad para hacer una comedia irreverente que no se preocupa demasiado por lo que puedan pensar de ella. Ojalá el público se acerque con la mente abierta y ganas de pasárselo bien, porque probablemente lo consiga.

Aprovecho estas líneas para poner por escrito el buen hacer de Movistar+, que con la misma valentía y las mismas ganas que vemos en ‘Arde Madrid’ lleva apostando por proyectos distintos un año entero. Y lo que queda. Con nombres como el de Paco León a la cabeza, parece que vamos a seguir teniendo apuestas que se salen de lo común. No ha sido fácil encontrarlos en las conversaciones del día a día, en las paradas de autobús de Madrid y de España, pero cada vez hay más.

‘Arde Madrid’ es la confirmación de que al espectador también le gusta que le reten a ver cosas distintas que provocan emociones diferentes. Es una buena ficción, y seguramente continúe ardiendo mucho tiempo.

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