Una reflexión en torno a los personajes de 'The Walking Dead'
La muerte de Jesus en ‘The Walking Dead’ evidencia un gran error que la serie lleva cometiendo mucho tiempo
¿Está ‘The Walking Dead’ tratando de forma correcta a sus personajes? Reflexionamos tras la muerte de Jesus.
Esta novena temporada de ‘The Walking Dead’ iba a ser analizada con lupa, pues después de que la ficción comprendiese que necesitaba un cambio de aires, después de anunciar la salida de dos de sus protagonistas (definitiva la de Rick Grimes, temporal la de Maggie), después de haber sido acusada de haber perdido la esencia y originalidad de antaño, tocaba reinventarse.
Y hemos de decir que han acertado en varios aspectos. A lo largo de estos ocho episodios que componen la primera mitad de la novena temporada hemos vuelto a emocionarnos como alguna vez hicimos, hemos recuperado el interés por este mundo que va reconstruyéndose poco a poco y hemos visto cosas interesantes que tenemos que seguir explorando, pero lamentablemente ‘The Walking Dead’ ha vuelto a equivocarse. Es un sentimiento generalizado (aunque imagino que no unánime).
Durante las primeras entregas de la ficción nos quedó claro que nadie está a salvo en ‘The Walking Dead’; esta seguridad la hemos llevado siempre con nosotros y con ella hemos visto morir a quien iba a ser el superviviente del futuro, Carl Grimes, y hemos visto marchar al protagonista indiscutible, Rick. Sin embargo, lo que anteriormente se había utilizado como un factor sorpresa de gran calado (muertes inesperadas que no olvidamos), parece que ahora se ha convertido en un recurso fácil. Dejar morir a protagonistas de siempre, o de casi siempre, para que el espectador se quede sorprendido. Y también, supongo, para dar paso a otros personajes.
A mí esto me parece un error. Siempre me ha parecido un error que intenten presentarnos nuevos personajes sin dejarnos profundizar por completo en los que ya están y, por tanto, a los que ya el público ha cogido cariño. O, al menos, es un error que ambas cosas no sigan caminos paralelos. Llega alguien nuevo y parece que tenemos que olvidarnos de los que ya estaban, algo que comentaré más adelante.
El ejemplo más claro de este error
El ejemplo de Jesus, que murió durante el último episodio, es el ejemplo más claro de esto. Es un gran personaje que fue recibido con los brazos abiertos, por todo lo que había visto el público en los cómics y porque además fue presentado de manera inmejorable, pero se ha marchado y lo que queda es una sensación de insatisfacción. Casi de enfado, en mi caso. Con todo lo que podría haber sido Jesus y ha terminado por no ser nada. El mismo actor, Tom Payne, habló con ‘The Hollywood Reporter’ de lo frustrado que ha estado durante dos años por lo que han hecho con él y por lo poco que han dejado que hiciera.
Así que Jesus, uno de los mejores personajes de este universo, también ha dejado ‘The Walking Dead’. Puede que lo haya hecho por la puerta grande, porque sus últimos minutos son buenos, pero su trayectoria no ha sido ni mucho menos impresionante. Y si ha dejado huella en el espectador no es tanto por lo que ha hecho sino por lo que ha inspirado. No puede ser que el más “capaz” de todo el grupo, como le definía Payne, no haya cogido prácticamente su espada en tres temporadas.
Y ahora que parecía que Jesus podía elevarse a la categoría de los protagonistas, o al menos de los grandes secundarios, ahora que parecía que íbamos a profundizar de verdad en su personalidad y en sus motivaciones, con la marcha de Maggie aprisionándole y todo el peso que había caído sobre sus hombros en Hilltop, resulta que también nos tenemos que despedir de él. ¿No es esto un error por parte de ‘The Walking Dead’? ¿Prescindir de personajes a los que ya queremos y que no han dado todo lo que podían dar?
El dilema con los nuevos personajes
Tenemos, a cambio de Jesus, nuevos personajes. He de decir que el grupo liderado por Magna me llamó la atención desde aquellos primeros adelantos de los meses de verano, pero desde luego no me interesan ni lo más mínimo comparado con el propio Jesus, Aaron, Tara u otros nombres que nunca han sido protagonistas como tal pero que llevan mucho tiempo con el espectador.
Entiendo que en una serie como ‘The Walking Dead’, con una trayectoria tan larga, hay que ir introduciendo nuevos rostros. No estoy completamente en desacuerdo con esto, pero siento que no se está haciendo bien desde hace varias temporadas. Con cada entrega, nos alejamos de personajes que llevan tiempo con nosotros solo para conocer a la novedad de la temporada, que normalmente suele ser presentada con mucha pomposidad pero que termina convirtiéndose en un personaje que con el tiempo casi ni llega al rol de secundario, porque tiene apariciones muy contadas. Parecen decirnos que su interés está exclusivamente en la novedad, así que ¿en serio nos “roban” minutos en pantalla de Tara, Aaron y compañía por algo nuevo pero efímero y sin importancia?
Estos recién llegados, por otro lado y probablemente, terminen muriendo, porque esa es la dinámica de ‘The Walking Dead’. Eso nos han demostrado. Así que, ¿para qué interesarnos? Lo que antes funcionaba, porque inevitablemente cogías cariño a diestro y siniestro, ha terminado convirtiéndose en ese recurso fácil sin fuerza. Porque ya no sorprende, ni genera interés, sobre todo disgusta. Disgusta que se muera Jesus y casi da pereza tener que empezar de cero con otros. ¿No será mejor trabajar en el primero si puede llegar a tener algo de trascendencia en la historia y dejar de abrir nuevos caminos que al final no llevan a ninguna parte?
Esto es, además y a mi modo de ver las cosas, una estrategia poco inteligente para reconectar con un espectador que ya ha dicho “adiós” demasiadas veces y que evidentemente no tiene demasiadas ganas de decir “hola” a los nuevos, sabiendo además que es probable que corran una suerte similar a los anteriores. No quisiera yo que todos estuvieran a salvo en una serie en la que no se puede estar a salvo, porque la cosa perdería emoción y credibilidad, pero sí me gustaría que estas idas y venidas volvieran a ser una sorpresa de verdad y no una técnica para pasar a otra cosa o para mantener distraído al público.
Que Jesus pueda ser reemplazado con tanta facilidad en cuestiones narrativas por cualquier personaje que acaba de llegar es una prueba de la poca profundidad que menciono. Las cosas deberían tambalearse, al menos un poquito, cuando un personaje supuestamente importante se marcha, pero ‘The Walking Dead’ pasa por encima de esto. Una nueva muerte y a seguir con lo que estábamos. ¿Por qué no importa en la trama? Porque no han dejado que importe.
Teniendo en cuenta todo esto, me parecería mucho más acertado que ‘The Walking Dead’ regresara a sus orígenes, cuando podíamos definir sin temor esta ficción precisamente como una ficción de personajes. No sé si eran más o menos, pero estaban mucho mejor llevados. Era un estudio del ser humano en un mundo que se desmorona. Ahora apenas nos dan unas pinceladas de esto, entre otras cosas porque intentan abarcar tantos personajes que terminan por no centrarse en ninguno realmente. Y así estamos: despidiéndonos de mala manera de Jesus y sin querer saber demasiado de lo que está por venir.
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